La realidad visible que vemos en los Sacramentos es su expresión externa, la forma que adoptan y la forma en que se administran y reciben. La realidad invisible que no podemos “ver” es la gracia de Dios, su graciosa iniciativa de redimirnos a través de la muerte y la resurrección de su Hijo. Su iniciativa se llama porque es el don gratuito y amoroso por el cual ofrece a las personas una participación en su vida y nos muestra su favor y voluntad para nuestra salvación. Nuestra respuesta a la gracia de la iniciativa de Dios es en sí misma una gracia o un don de Dios mediante el cual podemos imitar a Cristo en nuestra vida diaria.
Las palabras y los hechos salvadores de Jesucristo son el fundamento de lo que él comunicaría en los Sacramentos a través de los ministros de la Iglesia. Guiada por el Espíritu Santo, la Iglesia reconoce la existencia de los siete sacramentos instituidos por el Señor. Son los Sacramentos de Iniciación: Bautismo, Eucaristía y Confirmación; Los sacramentos de la curación: la penitencia y la unción de los enfermos (realizados solo por un sacerdote), y los sacramentos de la comunión: el matrimonio y las órdenes sagradas. A través de los Sacramentos, Dios comparte su santidad con nosotros para que nosotros, a su vez, podamos hacer que el mundo sea más santo.
Referencia
Sacramentos y Sacramentales, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Obtenido de http://www.usccb.org/prayer-and-worship/sacraments-and-sacramentals/